domingo, 16 de junio de 2013

Ciencia en fusion, un poco de premios en honor a Alfred Nobel, generacion espontanea de Pasteur y Sida

Debido a que los trabajos realizados en las segunda evalucion sobre el sida (aunque se puede ver esta dura e infecciosa enfermedad en el trabajo realizado en la segunda evalucion "Tu puedes evitarlo") fueron a mano entregados al profesor y eran dificil rescatarlos al igual que los premios Nobel y los descubrimientos de Louis Pasteur, me veo en la obligacion de dejaros unos videos respecto a estos temas, disfruten...

Aqui os dejo un video que os hara de enteder muchas de vuestras inquietudes respecto al la evolucion del hombre


Definicion de riegos naturales y ampliaciones respecto a este termino


El bipedismo y sus consecuencias



El bipedismo (postura erguida y sobre dos patas) es el cambio anatómico que se 
encuentra en la base del proceso de hominización. Pero, ¿qué condiciones forzaron a 
aquellos primeros homínidos a la adopción del bipedismo? Porque la transformación 
de la marcha cuadrúpeda a la marcha bípeda eficaz necesitó una radical transformación 
anatómica. Y no sólo eso: en un primer análisis la marcha bípeda presenta grandes 
desventajas: por ejemplo es más frágil, proporciona menos velocidad, no representa 
ahorro energético, y los cambios anatómicos exigidos han sido tan drásticos que aún hoy 
tras varios millones de años sufrimos males propios de una mala adaptación, como 
dolores de espalda, fragilidad de vértebras, hernias discales, ciáticas, etc. Es más, 
nuestra especie, a diferencia de otras que nada más nacer andan de inmediato y sin 
aprendizaje, tiene que aprender a andar en un proceso largo y dificultoso. El bipedismo 
todavía no se ha convertido en un comportamiento innato. 
Todo esto indica dos cosas: 
1° que la presión selectiva a favor del bipedismo debió ser muy intensa, y 
2° que la evolución fue muy rápida. 
La presión selectiva debió ser muy intensa porque el bipedismo ofrecía, pese a todo, 
importantes ventajas para la supervivencia. El cambio se produjo cuando los 
protohomínidos se vieron en la necesidad de sustituir definitivamente el hábitat arborícola 
por el hábitat del suelo. El nuevo hábitat ofrecía grandes ventajas, a la par que estaba 
cargado de enormes peligros. En la sabana es imprescindible saber responder con 
eficacia a la necesidad de desplazamientos largos y rápidos sorteando los peligros y 
sabiendo aprovechar el abundante y rico alimento que ofrece, adaptación requiere 
simultáneamente la existencia de un cerebro lo suficientemente complejo y potente 
como para responder con eficacia a los nuevos retos. El bipedismo y el desarrollo 
del cerebro son dos procesos que deben ser estudiados al unísono y en su mutua 
influencia. En suma, el bipedismo debe entenderse como una respuesta adaptativa 
eficaz a las nuevas exigencias del hábitat. 

Liberación de las manos y herramientas 

La primera y más importante consecuencia del bipedismo fue la 
diferenciación en la función de varias partes del cuerpo, principalmente de las 
piernas y los brazos. Las piernas se especializan en exclusiva como aparatos 
locomotores y los brazos y manos en aparatos prensores, manipuladores y táctiles, 
lo que provoca una progresiva transformación: menor tamaño y fuerza de hombros y 
brazos, mayor habilidad y precisión de la mano, etc. 
La liberación permanente de las manos las dejó dispuestas tanto para coger 
útiles ocasionalmente (piedras, palos, huesos) como para llevar permanentemente un 
útil cuyo manejo hubiera encontrado conveniente. Este útil fijo educaría a su vez la 
mano transformándola en un órgano manipulador de instrumentos cada vez más perfecto. 
Es lógico pensar, además, que se perfeccionarían estos útiles y se copiarían los mejores de 
otros miembros del grupo. El lento perfeccionamiento de éstos es la línea que marca el 
progreso de los homínidos en esta etapa. 
El disponer de herramientas cada vez más adecuadas y diversas trajo dos nuevas 
consecuencias: el perfeccionamiento de la defensa y la explotación de nuevas fuentes 
de alimento, lo que permite aumentar y diversificar la dieta. Con un palo se puede 
escarbar en la tierra dura donde unos dedos sin garras se muestran impotentes, y con una 
piedra medianamente afilada puede abrirse el cadáver de un animal que se muestra 
resistente a una dentadura débil y pequeña. Esto ultimo tuvo una importancia crucial ya 
que situó al homínido en una dirección evolutiva contraria al resto de las especies 
animales, todas ellas confinadas a un alimento específico. Así, el homínido se emancipa 
de su especialización a un determinado alimento y a un determinado modo de 
conseguirlo. Al principio su dieta de proteínas es mínima; la actividad principal para 
conseguirla es la captura de pequeños insectos, reptiles etc., y más adelante el carroñeo. 
Ahora, es posible la caza. Esto va a significar que a partir de ahora disputará una 
variedad creciente de alimentos a otras especies. Además aprenderá a transformar esos 
nuevos alimentos adecuándolos a su aparato digestivo, para lo cual fue de vital 
importancia la aparición del fuego. De esta manera, la aplicación del útil a la obtención 
y a la transformación de alimentos convierte al homínido en un ser autótrofo -que adapta 
los alimentos a su propio aparato digestivo- frente al resto de animales heterótrofos -que 
configuran su aparato digestivo a un determinado alimento. Este carácter autónomo de 
los homínidos es esencial para nuestro proceso evolutivo. El hombre es la única 
especie que procede a una manipulación y transformación del medio para adaptarlo a sus 
necesidades, en vez de adaptarse él a las exigencias del medio. La historia evolutiva de los 
homínidos y del ser humano puede entenderse como la historia de la emancipación frente 
a la naturaleza. Dicho de otra manera, mientras que en el resto de los animales el 
alimento moldea la especie, en el homínido es éste quien moldea el alimento. De esta 
manera y como decíamos al principio del párrafo, las líneas 
evolutivas del homínido y las demás especies toman caminos contrarios. 

Cabeza erguida y desarrollo del cerebro 

La posición erguida coloca la cabeza en la vertical del cuerpo, a diferencia 
de los animales cuadrúpedos o semicuadrúpedos, como los simios, en los que 
constituye una prolongación horizontal del cuerpo. La posición obliga al desarrollo 
de una poderosa musculatura, y unos sólidos huesos donde fijarse, para la sujeción de la 
cabeza, lo cual se convierte en un freno para su crecimiento por el enorme peso que 
representa. En el prehomínido bípedo el Foramen Magnun, el agujero occipital por el 
que se une el cerebro con la médula espinal se adelanta, haciendo que el peso recaiga 
verticalmente sobre la columna y las piernas hasta el suelo. Esta posición de equilibrio 
hace innecesaria la potente musculatura de la cara y cuello, propia de los simios, y en 
consecuencia provoca un drástica reducción de la osamenta craneana, que a la larga 
posibilitará un considerable aumento del cerebro. 
El volumen del cerebro aumenta considerablemente favorecido tanto por las 
novedades anatómicas que posibilitan e impulsan el crecimiento del cráneo, como por las 
conductuales que exigen y estimulan un desarrollo de las capacidades cerebrales. El 
desarrollo del encéfalo ha sido muy rápido en términos evolutivos (entre el 
Australopithecus y el Sapiens se ha triplicado), por el gran valor selectivo que tal 
crecimiento comportaba. En este proceso se produce una constante retroalimentación de 
diferentes áreas cerebrales con la coordinación manual y de locomoción, la vista, el oído, 
etc. 

NEOTENIA

Si la evolución va desde lo esbozado a lo preciso, desde lo indeterminado a la 
especialización eficaz, un chimpancé o un babuino están más evolucionados que un 
ser humano, no menos... En los hombres se mantienen constantemente rasgos fetales, 
una perpetua indeterminación pueril: somos una especie menos «crecida» que las 
demás, menos decidida en nuestro desarrollo. Nos han sacado del horno evolutivo 
demasiado pronto, estamos a medio cocer... Envejecemos sin perder nunca del todo 
nuestro aire de simple esbozo, de apunte inacabado, nuestra esencial adolescencia. A 
esta característica se la ha denominado «neotenia» y cabe suponer que de ella 
depende nuestro éxito como especie, si de «éxito» puede calificarse la historia 
humana y nuestra hegemonía sobre la mayoría de los demás seres naturales. Aunque... 
¿puede haber un éxito con «por qué» pero sin «para qué»? 
Indeterminados en lo referente a hocicos, músculos y zarpas, los seres humanos 
tenemos en cambio un órgano máximamente desarrollado y con múltiples 
prestaciones muy sofisticadas: el cerebro. Aunque mal dotados en lo que respecta a 
pautas de conducta instintivamente codificadas y en la adecuación a un medio 
ambiente concreto, estamos provistos del instrumento más apto para improvisar e 
inventar ante las urgencias de lo real. El cerebro es el órgano específico de la acción: 
conoce, delibera, valora y decide. Funciona acicateado por nuestras carencias e 
insuficiencias, para buscarles remedio y aprovecharlas a nuestro favor. Los seres vivos 
que más han evolucionado en el perfecto acomodo a un tipo de vida y a un nicho 
ecológico han avanzado tanto por un camino que ya no pueden cambiar de rumbo ni 
buscar vías alternativas. No necesitan reflexionar porque siempre aciertan 
automáticamente... hasta que cambian las circunstancias y entonces fallan del todo. 
El ser humano, desde su imprecisión, comete constantes errores pero aprende de 
ellos y va corrigiendo permanentemente sus derroteros vitales. Porque la otra 
función del cerebro es almacenar la información adquirida a partir de la 
experiencia, codificarla en símbolos abstractos y transmitirla por medio del lenguaje. La 
vida humana perpetúa el rasgo característico de la infancia: el aprendizaje, la 
educación permanente. No estamos determinados a vivir en ningún paisaje ni en 
ningún clima, pero sí a convivir con semejantes que nos enseñen y ayuden. 
El medio ambiente natural específico de los seres humanos es la sociedad. 

CONDENADOS A ELEGIR

Frank R. Stockton, escribe un relato titulado ¿La dama o el tigre? y tanto por su título 
como por su argumento (aunque no, ciertamente, por su estilo) podría haber sido escrito 
por Borges. Se dice que en la remota antigüedad vivió un rey semi-bárbaro que administraba justicia de un modo a la vez espectacular y caprichoso. Para castigar los delitos 
especialmente graves había imaginado una singular ordalía. El acusado era conducido 
cierto día señalado a la arena de un circo en cuyas gradas se apretaba todo el pueblo 
reunido. Ante él había dos puertas. Tras una de ellas aguardaba un tigre hambriento, el más 
fiero que se había podido conseguir para la ocasión; tras la otra estaba una hermosa 
doncella, atractiva y virginal. Sólo el rey conocía al inquilino que aguardaba en 
cada puerta. El reo debía elegir forzosa e inmediatamente una u otra de ellas: en ambos 
casos, su suerte estaba echada. Si aparecía la fiera, moría destrozado en pocos segundos; si 
salía la dama, debía desposarla sin dilación y con la mayor pompa, apadrinado por el 
propio monarca, derogándose cualquier matrimonio o compromiso que pudiera antes 
haber contraído. Queda a gusto de cada uno determinar cuál era el destino más cruel... 
En cierta ocasión, el criminal estaba acusado de un delito especialmente grave. Siendo un 
simple plebeyo, se había atrevido a cortejar en secreto a la hija única del rey y ésta había correspondido apasionada y clandestinamente a su amor.
Para su juicio en la arena fatídica, el bárbaro rey se esmeró especialmente en la búsqueda del más voraz de los tigres pero también seleccionó a la más deliciosa de las doncellas como alternativa. Convulsa, la 
princesa amante se vio lacerada por una doble angustia: a un lado, ver el cuerpo tan querido 
y acariciado despedazado a zarpazos; en el otro, contemplar a su enamorado unido 
conyugalmente con una señorita preciosa, a cuyos encantos ella sabía bien que el joven 
culpable no era precisamente indiferente. Con ardides de mujer y arrogancias de princesa, 
logró enterarse de cuál era la puerta que en la arena correspondía a cada uno de ambos 
indeseados destinos. El muchacho apareció sobrecogido en el circo, abrumado por la 
expectación de la multitud. También él conocía el íntimo dilema de su amada y desde el 
ruedo le lanzó una mirada de súplica: «¡Sólo tú puedes salvarme!» Con gesto discreto 
pero inequívoco, la princesa señaló la puerta de la derecha. Y por ella optó sin vacilar el 
condenado. Ahora transcribo cómo concluye su relato Stockton: «El problema de la 
decisión de la princesa no puede considerarse con ligereza, y yo no pretenderé ser la única 
persona capaz de resolverlo. Por lo tanto, dejo que respondan todos ustedes: ¿quién salió por 
la puerta abierta... la dama o el tigre?» 
En efecto, tal es la acuciante cuestión para la princesa, para el joven amante y para 
cualquiera de nosotros, casi cada día y a cada paso, cuando guiados por oráculos ambiguos 
llegamos al momento incierto y fatal de la acción... 

MOTIVOS DE LA ACCIÓN

Nuestros motivos de acción, es decir, las respuestas a la pregunta «¿por qué y para 
qué actuamos?, pueden ser: 
a) Necesidades. Son necesarias en el sentido más básico del término aquellas 
demandas físicas cuyo incumplimiento pone en peligro la vida del sujeto: comer, 
beber, evitar temperaturas extremas y ciertas agresiones corporales, etc. También 
son necesidades, aunque sea en un sentido más secundario, las urgencias sociales cuya 
desatención nos expone a la insatisfacción de las necesidades básicas antes 
mencionadas o lesiona gravemente nuestra autoestima como miembros de una 
comunidad: por ejemplo, luchar contra la miseria extrema, contra la exclusión racial, 
sexual o ideológica, contra la privación de derechos políticos o garantías de 
protección social, etc. Seguramente existen también necesidades afectivas 
(especialmente en la infancia, que en los seres humanos dura casi toda la vida) 
cuya mutilación implica trastornos incurables en nuestra integridad personal. La 
mayoría de nuestros deseos provienen de nuestras necesidades... aunque no deseamos 
ni elegimos lo que nos es necesario. Por su parte, la razón reflexiona sobre lo que 
somos a partir de lo que necesitamos. Lo característico de las necesidades es su 
carácter negativo: son carencias a remediar, cuya privación se nos hace insoportable pero cuya satisfacción -cuando es habitual o fácil- apenas celebramos 
como una gran conquista. 
b) Deleites. En gran medida, provienen de refinamientos culturales y 
enriquecimientos simbólicos en la satisfacción de nuestras necesidades. No son la 
necesidad convertida en virtud, sino en lujo. Más allá de remediar carencias y 
paliar formas de invalidez, aspiran a la jocundidad del derroche. Gastronomía, 
erotismo y confort en lo tocante a las urgencias físicas, cosmética y estilización 
estética que decora lo imprescindible y valora lo bello además de lo útil, 
reconocimiento de méritos y honores en el terreno de nuestra representación social. 
Elevan aspectos de lo irremediable a la suntuosidad del capricho... 
Para los humanos, las gratificaciones imaginarias son casi inseparables de los condicionamientos biológicos y a veces se imponen a ellos: no creo que haya animales 
capaces de morir de anorexia o de ambición despechada... La auténtica humanidad no 
comienza cuando los antropoides son capaces de fabricar un puchero de barro, sino 
cuando lo decoran con una cenefa geométrica que en nada mejora su utilidad pero 
realza su prestancia o cuando se adornan la frente con una diadema de flores. 
c) Compromisos. Aquí podemos incluir todas las obligaciones racionales impuestas por 
nuestra reciprocidad de seres simbólicos, es decir (en expresión de Nietzsche) 
«capaces de prometer». En este apartado deben figurar los más propiamente racionales de nuestros motivos, aquellos menos ligados a deseos en el sentido estrecho e 
inmediato del término. Es mucho más la razón (la comprensión de nuestro ser 
social) lo que nos inclina a devolver los préstamos o a ayudar al semejante en 
peligro que el arrebato del deseo. Lo mismo vale para cumplir o reformar las leyes y para 
atender honradamente nuestros deberes familiares o laborales. Quizá la mayor parte 
de nuestros gestos cotidianos vienen motivados por nuestro compromiso con los demás 
y por nuestra capacidad de ponernos en su lugar y comprender sus intereses (la palabra 
«interés o inter-esse se refiere a esa ligazón que nos ata a los otros... y a veces nos 
enfrenta a ellos). Sin duda también la perversión de los compromisos, para utilizar la 
fuerza de las ventajas sociales en beneficio injusto nuestro, es una importante dinámica 
de motivación humana. La reflexión ética -y, en buena parte, política- se ocupa de esta 
cuestión, como tendremos ocasión de considerar más adelante.
d) Proyectos. Si en el apartado anterior incluimos las vinculaciones 
tradicionalmente adquiridas con nuestros semejantes, aquí nos referimos a la 
capacidad de innovar y transformar que también mueve las acciones humanas, 
desde los inventos y mejoras técnicas hasta las nuevas propuestas de interpretación 
de la realidad o de reforma de la convivencia, pasando por los modestos 
propósitos que elaboramos para nuestras vacaciones o nuestras ocupaciones 
laborales. Todos los hombres somos «hombres de empresa» y cada uno en la 
medida de nuestras fuerzas vivimos comprometidos con planes de futuro, que 
siempre encierran alguna mínima o ambiciosa modificación de la realidad que 
nos hemos encontrado y en la que nos encontramos. Ser conscientes del tiempo 
(ya dijimos que tal es el requisito de nuestra condición esencialmente práctica, 
activa) implica entender el porvenir al menos en parte como diseño propio, no 
sólo como repetición o como fatalidad. Lo cual es tan válido como motivación 
para el científico como para el revolucionario... 
e) Experimentos. En este último grupo pretendo agrupar una serie de acciones 
humanas muy importantes aunque quizá no de las más frecuentes, las cuales pocas 
veces reciben atención específica por parte de los sutiles pero casi 
invariablemente pedestres analistas de estas cuestiones. Me refiero a las que son 
llevadas a cabo por quienes intentan explorar formas, colores, sonidos, imágenes 
o combinaciones de palabras, así como también las que expresan de modos 
persuasivamente no convencionales sentimientos, emociones, visiones o ideas. En 
resumen, los actos artísticos o poéticos en el más amplio sentido de dichos 
términos, que abarcan desde las más altas realizaciones estéticas a la chapuza del 
acuarelista dominguero, desde el hallazgo humorístico que cualquiera puede hacer 
al calor de una copa de vino en una reunión de amigos hasta el balbuceo del 
enamorado o del hijo que acaba de perder a su madre cuando tratan de hallar una 
voz inédita para expresar su gozo o su dolor tan usuales... Las intenciones de este 
apartado apenas saben lo que intentan, son proyectos de lo indefinido y deseos que 
rara vez logran de antemano dar cuenta clara de su afán. Me tienta decir que son las 
más característicamente humanas de las acciones humanas, porque dependen de impulsos que no surgen de nuestra naturaleza biológica ni siquiera meramente de 
nuestra condición social sino de nuestra personal idiosincrasia simbólica... 

Zoologia del futuro: "La Batamanta de las agua caribeñas"

ZOOLOGÍA DEL FUTURO (Dentro de 10 millones de años)
 La Batamanta de la aguas Caribeñas (Insanum aquas)
 Desciende de las especies de tortuga que han habitado miles de años las costas Caribeñas, digamos que es una síntesis evolucionada de estas especies de tortugas ancestrales. Nos encontramos ante unas tortugas de unos 2 metros de largo si contamos la extremidad de la cola y unos 80 cm de ancho, su peso puede oscilar desde los 150 a 200 kilogramos. Su aspecto es el de una tortuga de composición muy fuerte con una cola que puede medir hasta un metro, dos extremidades anteriores en forma de gran aletas las cuales hacen que pueda nadar a velocidades incluso de mas de 60 km/h, algo que con su peso es casi sobrenatural y dos inferiores en forma de pata con dos pinza respectivamente que le permite moverse en la superficie terrestre, en la cabeza presenta una cresta similar a la de la iguana indonesia que le permite defenderse de posibles ataques. Su color es amalvado en dicha cresta y distinto tipos de verdes en todo el cuerpo.

 Como ya hemos dicho su hábitat es propio de las playas Caribeñas debido principalmente a las temperaturas calientes de sus aguas y limpieza y las arenas de estas playas, las cuales, son las delicias de este nuevo tipo de tortuga ya que pueden pasar la tarde enteras en estas si salir de su caparazón. Se alimentan básicamente de todo tipo de crustáceos y pescado, aunque a veces debido a su tamaño y ganas de comer, si no encuentran alimento pueden llegar a alimentarse de pescado putrefacto y algas marinas. Su reproducción es ovípara como el resto de las tortugas. Estos huevos pueden llegar a pesar a veces hasta 500 gramos y en cada gestación pueden poner alrededor de unos 50 de los que solo nacerán alrededor de la mitad y llegando a adultos solo 2 o 3. Algunas de las características mas significativas de estas tortugas es que son capaces de comer al día hasta 5 kilogramos de comida o que al enterrar su huevos, no suelen ser ellas los que los entierran sino otras tortugas de menor tamaños llamadas Anídeles. Adaptación y evolucion a sus nuevas necesidades: Esta tortuga, la Batamanta de las aguas caribeñas proviene como ya sabemos de una síntesis de las especies de tortugas de las playas caribeñas hace millones de años. Esta tortugas eran de menor tamaño y poseían dos pequeñas aletas en las extremidades anteriores y unas patas muy cortas en la extremidades traseras, esto hacia que en las arenas de las playas cuando había algún alimento que comer, fuera tan lenta que llegaran las aves y cogieran su posible comida, esto hizo que fuera desarrollando un tipo de aletas y patas mas largas y efectivas para que dichas aves no le quitaran su sustento. Aun así esta seguía pasando hambre lo que hizo que se desplazara con más frecuencia al mar donde le era más fácil obtener el alimento, debido a esta practica fue desarrollando una cola cada vez mas larga hasta llegar a la actual. Por ultimo desarrollo la cresta que le protege de los ataques, este tipo de tortugas no tiene preferencia por la tierra ni por el mar por lo que muchas veces se encuentra comiendo en la playas y llegan innumerosos tipos de aves y con el objetivo de conseguir comida le picaban en la cabeza, con el obesito de paliar este problema desarrollo esta cresta que hace que estas se asusten aparte de pincharlas con su púas y no se acerque a robarle el alimento.

 Resumen de las Características: Altura: 0,5 m Longitud (cabeza-cola): 2 m Longitud de las patas: 0,5 m Longitud de la lengua: 0,5 cm Peso: 150-200 kg Alimentación: Omnívoro Período de gestación: 2 meses.

 Ficha taxonómica:
 Tortuga Batamanta: Reino: Animalia Filo: Cordados Clase: Sauropsida Orden: Testudines Familia: Cheloniidae Género: Lepidochelys Especie: L. olivacea

"La Tierra, nuestro unico medio de vida, por eso debemos luchar contra los problemas mediomabientales"

"Las reinas de los cielos"